Pero hoy, te voy a hablar de 15 de estos efectos.
Desde mi experiencia, el síndrome de Down impacta de forma muy positiva en la vida de aquellas personas que lo tienen cerca y es toda una oportunidad para:
1.- Crecer personal y familiarmente.
2.- Aprender inteligencia emocional, constancia, generosidad y resiliencia.
3.- Disfrutar de la vida y de las pequeñas cosas.
4.- Vivir a otro ritmo. Más despacio. Sin prisa, pero sin pausa.
5.- Cambiar la mirada y el corazón.
6.- Descubrir la belleza que supone ser únicos y diferentes.
7.- Aprender a AMAR y a ser amados en plenitud. Por lo que SOMOS, no por lo que tenemos.
8.- Ser más feliz.
9.- Agradecer lo que eres y cómo eres.
10.- Valorar lo que tienes y lo que te rodea.
11.- Poner el foco en la esencia, en lo importante.
12.-Vivir la vida con ALEGRÍA y EMPATÍA.
13.- Ser humilde y ver tus propias disCAPACIDADES.
14.- Construir un mundo más humano y mejor.
15.- Descubrir el verdadero sentido de estar aquí que no es otro que es VIVIR y dar la VIDA, AMAR y ser AMADO.
Podríamos seguir y no acabar nunca, pero con estos 15 efectos creo que te puedes hacer una idea del impacto que tienen las personas con 47 cromosomas en aquellos que les rodean, ¿verdad?
Si la trisomía 21 o cualquier otra circunstancia no esperada en un hijo, nos lo presentaran como una oportunidad en lugar de como un riesgo, estoy segura de que lo veríamos con otros ojos desde el principio.
Al mismo tiempo, si nos fijásemos un poco más en lo que tienen y en lo que aportan y no tanto en lo que les falta, no tendríamos tanto miedo y, como sociedad, diríamos SÍ al síndrome de Down con los brazos abiertos