Ancestralmente por ejemplo, en la caleta de pescadores artesanales de Ligüiqui (suroeste de Manta) los residentes de la cultura Manteña construyeron murallas de piedra al filo de playa. El objetivo atrapar peces cuando la marea baja.
La Botada, es vecina de Ligüiqui, sobre el manto rocoso de esa playa quedan atrapados pulpos, ostiones y a veces hasta peces. Las familias que habitan en la zona, se unen en una especie de minga y armados con puntas de varillas de metal extraen esos manjares que deja la baja mar.
Mientras los hombres buscan con paciencia entre las rocas, las mujeres con cuchillos y cucharas raspan la carne de los mariscos. A veces llevan limón y ensaladas de verduras e improvisan un ceviche. Es toda una fiesta de mariscos entre las rocas.