Ver volar al cóndor andino (Vultur gryphus), el rey de la Cordillera de los Andes, es un espectáculo único. Este majestuoso animal, una de las aves más grandes del mundo, puede llegar a medir un metro y medio de altura, pesar 15 kilos y tener alas de 3 metros. Ejemplares de esta especie, que utilizan las corrientes de viento para mantenerse en el aire y viajar grandes distancias, han sido avistados descansando o alimentándose en acantilados de las costas del Pacífico de Chile y Perú, a más de 100 kilómetros de sus nidos. También se han registrado vuelos a alturas cercanas a los 7.000 metros.
Pero ni siquiera estas características bastan para protegerlos. En los últimos años se han visto golpeados por la pérdida de su hábitat y por ganaderos que dejan veneno en la carroña con la idea de proteger su ganado. Junto a esta preocupante situación, sus imponentes vuelos empiezan a verse interrumpidos por una imprevista amenaza: los proyectos eólicos.
Fabricio Narváez, socio fundador e investigador de la Fundación Cóndor Andino (FCA), explica que existen dos principales amenazas: el efecto barrera, donde las eólicas actúan como obstáculos en su ruta, y las colisiones con las aspas.
A pesar de que se estima que los cóndores andinos pueden vivir más de 50 años en libertad y alrededor de 80 en cautiverio, este símbolo nacional de Chile, Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador tiene una tasa de reproducción muy baja: se calcula que pone un huevo cada dos o tres años. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la categoriza como una especie vulnerable, al registrarse unos 6.700 ejemplares en Sudamérica. Resalta que su población se ha visto impactada con el pasar del tiempo: se ha reducido entre un 30% y un 49% en las últimas décadas. En Ecuador, quedan tan solo 150, donde el cóndor es considerado en peligro de extinción.
Lucha en el aire
Según la FCA, en Ecuador se estima que en los próximos años se construirán 20 plantas eólicas en las áreas de influencia del cóndor andino. La última en inaugurarse fue Minas de Huascachaca, el parque eólico más grande de Ecuador que está en funcionamiento desde fines de marzo de este año. Se encuentra en el cantón Saraguro, de la provincia de Loja, en la parte sur de la sierra ecuatoriana. Tiene una capacidad de 50 megavatios (MW), que benefician a 90.000 hogares. Sin embargo, sus obras han estado repletas de polémicas desde sus inicios en 2017.
Una investigación realizada en 2022 por periodistas de la plataforma ecuatoriana Periodismo de Investigación reveló irregularidades en los procesos de contratación y subcontratación de la central eólica como sobreprecios y subdivisión de contratos, llevados a cabo por la empresa estatal Elecaustro y la compañía china Dongfang Electric. A pesar de que la Contraloría General del Estado presentó un informe sobre estas irregularidades, el proyecto está en marcha y se contratará a la empresa china por dos años más.