Los efectos de la contaminación y las medidas para proteger la salud de los pulmones son algunas de las cuestiones que se abordan en el congreso anual de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias (ERS, por sus siglas en inglés), que se celebra en Madrid hasta el próximo 2 de octubre.
La polución afecta a todos, pero las consecuencias son diferentes en sujetos sanos y en personas con una enfermedad pulmonar crónica. Como explica la Dra. Isabel Urrutia Landa, neumólogo y coordinadora del Área EROM (Enfermedades Respiratorias Ocupacionales y Medioambientales), los pacientes con una enfermedad pulmonar crónica como asma y EPOC, expuestos a la contaminación “sufren un aumento de los síntomas que, normalmente, deberían tener controlados con la medicación habitual” mientras que, en las personas sanas, se produce “una serie de síntomas como aumento de infecciones respiratorias y desarrollo de asma”.
A medio y largo plazo, esta especialista recuerda que existe un aumento de muerte prematura en los niños de madres expuestas a la contaminación durante el embarazo. También es posible que esos bebés nazcan con menor capacidad pulmonar. En niños en general, la contaminación puede acarrear una mayor predisposición a desarrollar patologías que afecten de manera directa la salud de sus pulmones.
“En el caso de personas mayores, estamos ante los más susceptibles a infecciones respiratorias y a perjuicios por la contaminación, debido a que su sistema inmune no reacciona como el de una persona joven y tienen más riesgo de contraer infecciones, entre ellas la neumonía”, explica la Dra Urrutia.
En pacientes con asma, hay una notable proporción de ellos que hacen vida normal, sin limitaciones, pero la experta advierte que este grupo suele ser vulnerable a ciertos factores desencadenantes, entre los cuales cobra cada vez más importancia la contaminación. “podrían tener un mayor número de agudizaciones y de ingresos en el hospital y, sobre todo, verse incrementados los síntomas diarios y la utilización de medicación de rescate”, apunta. En las personas con EPOC, el día a día, ya complicado por la fatiga, se complica con la exposición a la polución, que puede empeorar los síntomas.
Con el objetivo de proteger la salud respiratoria, la especialista recomienda evitar los días de exposición y los lugares más contaminados (buscando, por ejemplo, espacios verdes) y aconseja conocer los niveles de polución. “Se ha visto que en aquellos que viven en el centro de la ciudad los efectos se agudizan mucho más y recurren más al hospital que la gente que no está expuesta a esas zonas”, apostilla.
La Dra. Eva Polverino, miembro de la Sociedad Europea de Respiratorio (ERS) e investigadora del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, indica que tanto en las enfermedades respiratorias crónicas - EPOC y asma- como en las enfermedades agudas (neumonía) es fundamental intentar aplicar todas las medidas de prevención que existen: “Las vacunas han cambiado drásticamente la historia de la humanidad en los últimos siglos abatiendo enfermedades como la polio”. Según esta especialista, el papel de las infecciones es desafortunadamente dramático en la neumología porque causan agudizaciones de las enfermedades crónicas y están asociadas a enfermedades agudas potencialmente letales a todas las edades como la gripe o la neumonía.
“Cualquier médico, sobre todo si es neumólogo, debe saber que la neumonía neumocócica es la tercera causa prevenible de muerte por infección, que podemos atajar gracias a las vacunas, y que la vacuna antigripal es clave para reducir a nivel poblacional el impacto de las pandemias anuales a pesar de una cobertura a menudo incompleta para el contagio del virus de la gripe”, afirma.
La especialista se muestra contundente afirmando que “las campañas de vacunación son hoy en día una obligación moral, en mi opinión, tanto para los pacientes con enfermedades respiratorias como para sus familiares y cuidadores (incluyendo en estos últimos sus médicos y enfermeros), la vacunación es una herramienta segura y efectiva para reducir el riesgo de infecciones respiratorias y de agudizaciones de enfermedades crónicas”.
A su modo de ver, el riesgo de la influencia del movimiento antivacunas es que difunde mensajes que ponen en riesgo a las personas más frágiles frente al riesgo de infección: los niños y las personas mayores: “El peor enemigo del hombre ha sido siempre la ignorancia y el miedo a lo desconocido”. Por eso considera que el neumólogo tiene un papel clave para aclarar los beneficios de la vacunación y dar ejemplo vacunándose para evitar ser un portador de enfermedades a pacientes y compañeros de trabajo.