La fanesca es uno de los platos más tradicionales del Ecuador. Se consume en Semana Santa y es un potaje que reúne todos los minerales, proteínas y vitaminas necesarios.
Este plato tuvo su origen en la época prehispánica, durante la celebración del Mushuk Nina o Día del Fuego Nuevo. Con esta festividad se daba inicio a un nuevo ciclo de vida del nuevo año. Este plato llevaba el nombre quichua de ‘uchucuta’, que significa granos tiernos cocidos con ají y hierbas.
Entonces llevaba arvejas, habas, mellocos, choclo, fréjol, zapallo y sambo. De esta manera, se aprovechaba la temporada de cosecha de granos tiernos, que comenzaba en febrero con los festejos del Pawkar Raymi.
Durante la Colonia fue común que los españoles hicieran uso de símbolos indígenas para combinarlos con creencias católicas, logrando así un sincretismo cultural y religioso. Este plato fue la muestra de ello y poco a poco se fue popularizando y se convirtió en parte de la tradición del país. Aunque su origen está en la Sierra, en todas las regiones se la consume. Según Nicolás Troya, chef de Nestlé, existen algunas variantes en su preparación, según la zona en donde se la cocine, principalmente por los productos que existen.
Así, en la Costa se reemplaza el chocho, por ejemplo, por lenteja. Esto le da un color un poco más oscuro pero permite que se conserve la base de la preparación. También, algunos le añaden maní a la sopa, para darle más consistencia y un sabor más familiar.
La fanesca va acompañada de bolitas de maíz, huevo duro, maduro, queso y empanaditas. Pero también con su postre.
Se trata de dulces que son tradicionales de la historia del país. Según Felipe Romero, decano de la Facultad de Gastronomía de la Universidad de las Américas (UDLA), los postres típicos de Semana Santa son los higos con queso, la chucula, la natilla y el jucho. “En nuestra investigación encontramos que los postres se daban como una especie de premio por el ayuno que se había realizado durante la semana”, explicó Romero.
Para determinar lo que son estos postres, su origen y preparación, los investigadores Carolina Pérez y Miguel Burneo buscaron en libros, recorrieron diferentes restaurantes y acudieron a historiadores. De allí nació la idea de hacer un concurso para premiar los mejores postres de la fanesca.